¿QUÉ ES UNA HERNIA DISCAL Y CÓMO PUEDO MEJORAR LOS SÍNTOMAS?

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Publicado el 17 abril, 2023


Es común escuchar a alguien decir “tengo una hernia discal” o “tengo una protrusión discal que todavía no llega a ser hernia”, pero, ¿sabemos realmente cual es la diferencia entre estas dos situaciones y cómo nos puede afectar una y otra?

Para que nos quede todo un poco más claro primero debemos saber qué partes componen un disco intervertebral. 

Los discos intervertebrales son una especie de almohadilla que se encuentran entre los cuerpos de cada vértebra y actúan como un amortiguador de las cargas que soporta la columna. También actúan como ligamentos ya que mantienen una vértebra unida a la otra. 

El disco tiene dos partes principales, un núcleo central de consistencia gelatinosa denominado núcleo pulposo, y una estructura fibrosa exterior que le da soporte e impide que el núcleo se mueva, denominada anillo fibroso.

Una vez teniendo esto claro vamos a ver las diferencias entre una protusión y una hernia discal. 

  • Una protrusión discal es el “abombamiento” del anillo fibroso que produce un pequeño desplazamiento del mismo hacia la periferia de la vértebra. 
  • Una hernia discal es la salida del núcleo pulposo por una parte debilitada del anillo fibroso. 

Aunque la diferencia entre ambos es clara, la sintomatología que producen es muy similar. 

Si bien la protusión es una afección más leve que la hernia, ya que no hay un espacio de rotura de las fibras del anillo, también puede generar unos síntomas dolorosos y limitantes. 

Existen diversos factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar una hernia discal como son la edad, por la degeneración progresiva del tejido del disco, la obesidad, por un incremento del peso que tienen que soportar los discos, los trabajos muy exigentes en los que se carga mucho peso y un nivel bajo de actividad física. 

Y ahora te preguntarás, ¿pero qué puedo hacer yo para disminuir el dolor si ya una parte del disco está desplazada? ¿La solución es operarme?

Pues tienes que saber que solamente un 10% de las hernias discales necesitan de una operación. En el resto, la fisioterapia tiene mucho que aportar para aliviar la sintomatología producida tanto por una hernia como por una protusión. 

No dudes en acudir a un profesional que te ayudará a sentirte mejor con una gran batería de herramientas como pueden ser el trabajo muscular de relajación y estiramiento, haciendo movilizaciones de los nervios afectados, descompresiones de la columna e implantando un plan de ejercicios que te ayude a fortalecer la zona.

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