Publicado el 12 enero, 2022
¿Te has planteado alguna vez por qué nos duele algo? Seguro que una de las tantas respuestas que se te vienen a la cabeza es “porque me he hecho daño” o “porque algo se ha lesionado”. Y ahora te planteo, ¿alguna vez has tenido un dolor tan sensible que te ha dolido hasta el roce de la ropa? En ese caso, ¿crees que algo en tu cuerpo se ha hecho daño. Y al contrario, ¿no te ha pasado que te has hecho un daño terrible, como un corte con un cuchillo o una caída en la que te raspas la piel, pero por estar en caliente no te duele? Si es así, te estarás dando cuenta que daño no siempre implica dolor y, al contrario, dolor no siempre implica daño. Este concepto de que un dolor proviene de un tejido que se ha dañado ya ha quedado bastante desfasado.
Hay muchos mitos, malentendidos y miedos innecesarios en relación con el dolor. La mayoría de la gente, incluidos muchos profesionales de la salud, no tienen una concepción actualizada del dolor. El dolor se produce cuando un nociceptor (un receptor del dolor) se activa y manda la señal de dolor al cerebro, el cual la procesa y da una respuesta. Pero este nociceptor se puede activar por un daño real, por una amenaza de daño o por un simple estímulo que aparentemente no debería ser doloroso, como el roce de la ropa. El dolor al fin y al cabo no es más que una decisión del cerebro, que puede coincidir con un daño real, o no.
El cerebro dará una respuesta de dolor cuando considere que estás en peligro o que estás ante una situación que te puede provocar un daño, pero si el cerebro piensa que sentir dolor no es lo más adecuado en ese momento para sobrevivir (imagina un soldado herido escondiéndose del enemigo) puedes no sentir dolor, incluso con una lesión muy grave.
Es verdad que muchas veces el dolor está relacionado con un daño real, es innegable que si te caes y te rompes un hueso, el dolor tiene mucho que ver con ese daño que se ha producido. Pero no son menos importantes los dolores que se producen por una situación en la que no hay un daño aparente, ya que suelen ser situaciones de más incertidumbre y que incluso, el no saber por qué nos duele, nos aumenta la misma intensidad del dolor. El tratamiento de este tipo de dolores tiene que abarcar más allá de la recuperación de un tejido y en estos casos es imprescindible la valoración de un profesional que estudie las individualidades de cada caso, te explique lo que está pasando en tu cuerpo y plantee alternativas de tratamiento adaptados a cada persona.
La forma en la que se procesa el dolor puede ser fácilmente entendida por cualquier persona normal y corriente; y comprender la fisiología del dolor cambia el modo de pensar sobre él, reduce su significado amenazante y ayuda a su tratamiento.
Si tienes dudas sobre este tipo de dolores, crees que pueden ser tu caso o te gustaría la opinión de un profesional, en ALTHEA Fisioterapia Avanzada estaremos encantados de resolver tus dudas. No dudes en ponerte en contacto con nosotros.